Jugar al Golf por pura diversión
No cabe duda que si jugamos al golf es porque nos gusta, porque nos apasiona, porque nos encanta la competición, porque nos relaja o simplemente porque es saludable, es bueno para hacer amigos o simplemente por evadirnos. ¿Pero nos lo pasamos realmente en grande?
Poca gente ( al menos que yo conozca ) se lo pasa realmente bien jugando al golf, y cuando digo pasárselo realmente bien, no me refiero a eso de que, que bien he jugado y he hecho pocas o hice 40 puntos o no sé cuántas por debajo de mi hándicap o qué bien me lo he pasado hoy, qué día más agradable y qué buena compañía Me refiero a que me lo he pasado en grande, he disfrutado como un enano, me he reído a carcajadas de mis fallos y de los del compañero de partida, me he partido literalmente de risa cuando he hecho alguna pifia o simplemente cuando hago un salto de rana. Por qué no, qué tiene de malo, ¿acaso somos perfectos?, ¿acaso no sabemos que este deporte te pone en tu sitio?, ¿qué queremos demostrar?, somos aficionados, dejemos el trabajo a los pros, y nosotros dediquémonos a jugar simplemente.
Ya se que todo esto puede ir “algo” en contra de alguna que otra norma de cortesía para con tu compañero-competidor, pero también sé que cuando la gente que no juega nos mira de desde fuera ( y no entienden lo que es golf ) en muchas ocasiones, en demasiadas ocasiones en realidad, nos ven como unos estirados que juegan a un juego que es un rollo y que seguro que no tiene aliciente alguno.
Cambiemos todo eso, por qué la diversión y el cachondeo tienen que estar reñidos con este deporte?. No nos engañemos se puede jugar perfectamente bien sin saltarse ninguna regla aún existiendo alegría y risas. Siempre que juego al golf disfruto, incluso jugando solo, pero cuando mejor me lo he pasado sin lugar a dudas, es cuando juego en compañía de amigos que piensan igual que yo, que no les importa hacer el ridículo y reírse un rato tanto del compañero como de sí mismos. Se disfruta mucho más cuando no estás cohibido intentando imitar a Tiger Woods y simplemente le pegas a la bola porque si. Estás mucho más suelto y menos tenso cuando sabes que no importa el resultado, ni dónde vaya a parar tu bola ni si has hecho no sé cuántos golpes. Se divierte uno mucho más, al fin y al cabo, cuando no hay tensión, ni competitividad ni dinero de por medio. Al final no es más que un juego, dejemos a los profesionales que se frustren y se enfaden, ellos sí que tiene algo por lo que lamentarse. Nosotros al contrario, tenemos mucho por lo que disfrutar y, en mi caso, amortizar el green fee que me han cobrado.Si no me crees, juega una vuelta de prácticas con un profesional, verás como realmente disfrutan jugando contigo porque no están trabajando.
Un buen ejemplo de cómo me gustaría que fuera el golf es el magnífico torneo Waste Management Phoenix Open. Ya no sólo el hoyo 16 sino todo el recorrido, el ambiente, los abucheos y los aplausos. Ver a esos grandes maestros del golf haciendo tonterías, saludando, riéndose, tirando cosas al público e incluso jugando al fútbol americano como ha hecho Pedraig Harrington este año es algo estupendo. El aficionado normal, todos nosotros queremos eso,yo quiero eso, yo quiero diversión, estamos pagando por un espectáculo al fin y al cabo. Espectáculo por cierto verdaderamente increíble y divertido es la ya famosa carrera de caddies por llegar al green los primeros en el 16. Eso es algo que no se ve nunca en golf y que hay que hacer más a menudo.
Todo esto serviría además para hacer mucho más popular el golf, serviría para bajarlo del pedestal donde lo quieren mantener algunos, serviría para hacerlo mucho más normal y campechano y probablemente la gente hablaría en los bares del golf como se habla del fútbol o del basket.