Jugar golf implica caminar durante horas, además de ejercitar tanto los miembros inferiores, superiores y cintura. Los movimientos del swing proporcionan una combustión de grasa y pérdida de tejido adiposo, que se traduce en el gasto de cientos de calorías caminando una vuelta completa de 18 hoyos.
Por otro lado, el golf es un deporte que necesita de mucha concentración, paciencia y atención, características muy importantes para combatir los efectos nocivos del estrés y la ansiedad. Además, no olvidemos el entorno al aire libre en el que se juega y el color verde siempre presente, que ayudan de manera decisiva a reducir los síntomas de ligeras depresiones, otro factor asociado a la obesidad.
El golf es incluso ideal para prevenir enfermedades metabólicas, por ello, si estamos pensando en adelgazar para mejorar nuestra salud, además de una dieta sana y equilibrada, aumentemos algunas horas extra de juego en nuestra agenda semanal.